Carta a los Fieles Sobre Nuevos Protocolos de Servicios Sacramentales y de Culto

Estimados Amigos en Cristo:

A partir del viernes, 18 de junio de 2021, los párrocos podrán acomodar a los fieles al 100% de la capacidad de asientos en las iglesias parroquiales para la celebración del Sacrificio de la Misa, así como otros servicios sacramentales y de culto.

Anulo la dispensa general de la obligación de asistir a la misa dominical.   A partir del domingo 20 de junio de 2021, todos los fieles católicos de la Diócesis de Sacramento están obligados a asistir personalmente y a participar activamente en la celebración dominical del Sacrificio de la Misa (Canon 1247).  Se les avisa a los párrocos y fieles que las personas no están obligadas a asistir a la Eucaristía el domingo u otras solemnidades obligatorias si están enfermas, tengan una condición de salud vulnerable, están cuidando a alguien con una condición de salud vulnerable o tienen otras razones graves (Canon 1245; Catecismo de la Iglesia Católica, 2181).

Se les recuerda a todos los fieles la obligación perenne de santificar el Día del Señor observando el domingo con oración, reflexión espiritual, obras de misericordia, convivencia familiar y descanso.

Los párrocos y los fieles deben seguir observando precauciones razonables de salud pública:   

  • Continuar lavándose las manos con frecuencia y usar el desinfectante para manos.
  • Abstenerse de dar la mano y otras formas de contacto físico con otras personas fuera del hogar de uno.
  • Continuar limpiando las bancas al menos dos veces los domingos y otros días cuando haya varios servicios.
  • Todavía se recomienda el uso de mascarillas.
  • Para la distribución de la comunión, los sacerdotes, diáconos y ministros extraordinarios deberán seguir usando mascarillas. Durante la distribución de la comunión, los sacerdotes, diáconos y ministros extraordinarios deberán tener desinfectante disponible para usar cuando sea necesario.

Para la comunión, la distribución del cáliz todavía está suspendida.

Puede reiniciarse el intercambio del signo de paz durante la misa. Los fieles deben abstenerse de cualquier contacto físico con personas fuera de su hogar. Se les recomienda hacer una reverencia o saludo a distancia.

Se puede reiniciarse el canto entre la congregación.  Los músicos y coros deben observar precauciones de salud pública razonables. Los párrocos deben usar su discreción según las circunstancias locales con respecto al uso de mascarillas por parte de los músicos, cantores y coros.

Las procesiones litúrgicas pueden reiniciarse: la procesión de entrada, la procesión del evangelio, la procesión de las ofrendas del ofertorio y la procesión de salida.  

Se recomienda que los canastos de la limosna sean manejados solamente por ayudantes en lugar de pasarlos de persona a persona.

El agua bendita se puede poner a disposición de los fieles en las tradicionales pilas a la entrada de la iglesia.

Se recomienda la transmisión en vivo de las celebraciones dominicales del Sacrificio de la Misa en beneficio de aquellos que no pueden asistir en persona debido a una enfermedad u otras circunstancias mencionadas anteriormente.

Se les recomienda a todos los fieles a recibir la vacuna contra el COVID-19 cuando esté disponible. Consulte con su médico sobre cualquier problema de salud personal.

Se pueden reiniciar otras reuniones ministeriales, catequéticas y sociales al mismo tiempo que se observan las precauciones razonables de salud pública como se describe anteriormente.  Los párrocos deben tomar precauciones adicionales para el manejo de alimentos y la provisión de materiales para evitar compartir cubiertos. Se recomienda evitar las opciones de estilo buffet para alimentos y bebidas.

El regreso a las reuniones congregacionales regulares será bienvenido por muchos.  El respeto mutuo, la caridad y la paciencia deben ejercerse con alegría para que todos los miembros del Cuerpo de Cristo sean bienvenidos y animados por esta bendita oportunidad.  En el transcurso de este largo trayecto de la pandemia, hemos aprendido el deber personal que llevamos por la salud física y espiritual de los demás cuando estamos reunidos en persona y aun cuando estemos separados. Los riesgos de infección aún nos amenazan. Nuestra comunión con la caridad y la misericordia de Cristo nos ayudará a protegernos y a conducirnos juntos por el camino de la santidad.

Que la intercesión de nuestra Santísima Madre María y de San José, su casto esposo, ponga fin a la pandemia y nos brinde de la alegría y de la esperanza del Señor Jesús.

Atentamente,

+Jaime Soto
Obispo de Sacramento